Centro de Estudios Jurídicos
Las facultades de Derecho de las universidades que operan en El Salvador hacen reflexión en silencio; nada han dicho, no hay opinión, sobre la aplicación de la justicia y del derecho en el país.
A eso se debe este artículo, que trata de incentivar a que contribuyan activamente. No pueden, no deben continuar viviendo una separada realidad.
Aparte de manifestarse en la vida del país, las exhortamos a mejorar su nivel académico y a actualizar la carrera, pues hay deficiencias, así como poca producción de textos e investigación. No conocemos, no vemos nada en sus “pensum” sobre la enseñanza de nuevas materias jurídicas; notamos que hay aún cierta metodología mercantil, orientada con intencionalidad o sin ella, a que los futuros abogados sean inducidos a realizar ciertas “vivezas”, por su formación al Litigio. Se deben reforzar la capacidad y la práctica de la teoría jurídica, los métodos alternos de soluciones, con conocimiento y uso de argumentación y lógica jurídica.
La carrera de Derecho, con su degradación académica, aún no superada, a consecuencia de la era mercantil de las universidades de “garaje”; y de los “títulos falsos”, es la carrera masiva y preferida. Su “pensum” debe revisarse en materias propias y complementarias del Derecho, su bibliografía, investigación y profesorado, así como la metodología de la enseñanza, incentivar la producción de textos y el análisis de la jurisprudencia, etc. Hay limitado uso de recursos tecnológicos, cuando los docentes de otras partes (a tiempo completo) poseen en sus centros multimedia y en cada cátedra, el acceso a sitio web y cada docente tiene su correo electrónico, su texto y referencias de consulta. Esto facilita la interacción; siguiendo esta práctica se hace la rutina didáctica.
El masivo número de aspirantes a Ciencias Jurídicas en Latinoamérica debería ser considerado como una buena señal: “Es valioso que los chicos tengan vocación de justicia, porque eligen Derecho por un ideal”, dice el decano de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, en la que cada año ingresan 5 mil nuevos alumnos, asisten 30 mil 500, tienen 6 mil docentes; similitud dentro de la relatividad y distancia, con nuestras escuelas de Derecho. ¿Será esa la motivación del masivo ingreso a Ciencias Jurídicas en El Salvador?
La rama del Derecho es una fuente primaria y esencial de ingresos para las universidades, que reciben sumas superiores a los cincuenta y ocho millones de dólares cada año por el pago de cuotas señala un reportaje de “Enfoques” de LA PRENSA GRÁFICA. La reorientación del estudio y la motivación de la carrera se imponen, así como el uso de internet y de talleres (obligatorios) para la práctica del juicio oral, en materia civil, mercantil, penal y la transacción extrajudicial.
Atilio Alterini, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, dice: “El compromiso es hoy formar cabezas. La enseñanza enciclopedista que nosotros recibimos era necesaria, porque la base de datos la tenía que armar cada uno. Ahora, hay que enseñar a pensar en función del rol social del abogado”. Eso quiere decir que los abogados y estudiantes de Derecho en estos días deben adaptarse a la cambiante capacidad para identificar demandas sociales y transformarlas en demandas jurídicas, Derecho de Informática e Internet, Derecho del Consumidor, del Medio Ambiente, métodos alternos de solución de conflictos, propiedad intelectual, Derecho de Integración, de la competencia, estudios limítrofes y ética; así como la formación e investigación docente, producción propia de libros y revistas de Derecho, etc.
Si se trata de litigar a como dé lugar y de conocer las leyes de memoria, así como hacer negocio de la enseñanza del Derecho, sean acreditadas o no, lo dicho son sólo palabras. Eso es, precisamente, lo que hay que cambiar.
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