lunes, 8 de mayo de 2006

Un triunfo del decoro y la decencia

Por el Imperio del Derecho / Centro de Estudios Jurídicos


Uno de los últimos actos de la Asamblea Legislativa saliente fue la elección de cinco nuevos magistrados de la Corte Suprema de Justicia, que sustituirán a los cinco que concluyen su período. Contra todo lo que esperábamos, la elección ha sido un triunfo de la decencia y de la racionalidad. La anterior Asamblea se despidió rindiendo al menos en ese importante aspecto culto a la institucionalidad.


Motivos de preocupación había de sobra. Los últimos años, las elecciones de magistrados hechas por la Asamblea han estado determinadas por la lealtad de los nombrados a determinados partidos políticos, no por su capacidad para desempeñar el cargo. El resultado ha sido la politización total del organismo que debería ser la máxima autoridad imparcial e independiente del estado salvadoreño y la pérdida de calidad intelectual de su composición y de sus actuaciones. Como ya se ha dicho, la Corte no está integrada, como debe estarlo en todo país, por los más eminentes y capaces talentos jurídicos, sino que la Asamblea ha demostrado que cualquiera, no importa sus deficiencias intelectuales o éticas, puede llegar al máximo tribunal.


La lista de candidatos que competía por el cargo hacía temer la destrucción completa de los últimos restos de institucionalidad que quedan en el Órgano Judicial. A pesar de la excelente calidad de algunos de los electos, especialmente por el gremio de abogados, los que “destacaban” eran los no calificados. Especialmente entre los electos por el Consejo Nacional de la Judicatura, que debía balancear ponderadamente la selección hecha por el gremio, el pleno de dicha institución hizo lo contrario, puso de manifiesto la intención del grupo en el poder enquistado en ese organismo, de consolidar la politización judicial, arriesgando el aumento de la corrupción en altas esferas. Algunos de los nombrados por el CNJ, que parecían tener las mejores oportunidades de ser magistrados, son cuestionados abiertamente en el gremio y por la voz popular, por conductas distantes de la moralidad o por falta de competencia notoria.


Para nuestro alivio la elección recayó sobre Rosa María Fortín Huezo, Evelyn Roxana Núñez Franco, Lolly Claros de Ayala, Miguel Alberto Trejo Escobar, Mario Francisco Valdivieso. Todas son personas decentes, honradas, competentes y sin una militancia evidente en partidos políticos. Tres de ellos tienen tras sí distinguidísimas carreras judiciales. Algunos son intelectuales de superior estatura. Su elección ha sido una reversión total de la tendencia que se había hecho cada vez más evidente.

Para el Centro de Estudios Jurídicos es de especial satisfacción que nuestros propuestos han sido electos como propietaria, la Lic. Núñez Franco, y como suplentes, el Lic. Óscar Humberto Luna y el Dr. Francisco José Guerrero, a quienes también distinguen las cualidades antes expresadas. Son garantía de una excelente labor en la Corte Suprema de Justicia. Su compromiso es serio e indeclinable, con la separación de poderes y sobre todo con evitar que los intereses partidarios empañen la honrosa misión que el pueblo, a través de la representación legislativa, les ha confiado.


Es el momento de expresar nuestro agradecimiento a la minoría de los diputados que mantuvieron una firme posición ética y patriótica y exigieron el nombramiento de personas verdaderamente dignas de ocupar el cargo. Fueron ellos los que han hecho una verdadera diferencia y cambiado la tendencia que se había venido dando en las últimas elecciones, derrotaron a las fuerzas que propugnaban la elección de personas inadecuadas y por motivos inconfesables. La patria se los agradece.


Los grandes partidos parecen haber perdido, pero no es así. Aunque no lo reconozcan, la existencia de una Corte Suprema de Justicia imparcial e independiente es conveniente a sus intereses a mediano y largo plazo. Quizás hasta pueda comenzar a revertirse el desprestigio que les ha ocasionado su decisión en anteriores elecciones de segundo grado.


La elección de los nuevos magistrados es un motivo de celebración del país. Ha sido, como comenzamos diciendo, un triunfo de la decencia y la racionalidad.

No hay comentarios: