Por el Imperio del Derecho / Centro de Estudios Jurídicos
Al escribir este artículo, no sabíamos sobre los resultados del ejercicio democrático del día de ayer.
Hoy esperamos, ya concluida la euforia, las reflexiones de derrota o la satisfacción de la victoria, es el momento de reflexionar y pensar en lo frágil que es nuestro sistema político, nuestra forma de actuar, el nulo control ciudadano sobre los efectos de la propaganda de insultos y descalificaciones y sobre la actuación del Tribunal Supremo Electoral, configurado en gran parte por militantes de los partidos políticos. Reflexionemos sobre lo que por varios meses hemos vivido, durante la larga campaña electoral; evoquemos, cómo la historia nos relata, cómo fue la conquista del nuevo continente por la corona española, que conllevó la subordinación, o sumisión de nuestros indígenas al Reino de España; mucho fue a cambio de espejos y otras baratijas que brillan, con la promesa de un mundo mejor; hoy día, los espejos se cambiaron por propaganda sin contenido y ahora se dieron gorras, llaveros, camisas, banderas y promesas; se debatió poco y limitado, no se explicó a profundidad, cómo y de dónde se financiaran los planes de gobierno.
La fusión o mestizaje de los nativos de nuestro país y los castellanos, todos antepasados nuestros, produjo la mezcla que José Vasconcelos llamó la “Raza Cósmica” cuya cosmovisión traería una raza de grandes en ideales y acción. Este resultado del mestizaje no se ha dado. Nos preguntamos, ¿por qué? Quizá la respuesta esté, en nuestra crónica deficiencia de educación y de la cultura que por años hemos asimilado.
¿Quién ganó o quién ganará? Sea cual fuere el resultado, tendrá que hacernos pensar a todos el volver a la realidad. Esperamos que sea el triunfo, para que ganemos todos en este país con grandes y permanentes necesidades, cuyo estancamiento, podría comenzar a generar retroceso y convulsión social.
El año pasado, el país fue el de menor crecimiento económico de toda América Central. El tratado de libre comercio con Estados Unidos, quizá se retrase, porque hay elecciones en ese país. El tratado será bueno para la economía del país, pero no será el sueño americano. La reforma política, la ley de acceso a la información de la gestión pública, la reforma integral en la Administración de Justicia, el pacto fiscal, la generación de empleo, salud, educación, vivienda, el combate a la corrupción, el imperio del derecho, son materias pendientes.
El 1º de junio o antes, el presidente electo debe ir al encuentro de los otros partidos políticos, de todos los sectores empresariales, profesionales, académicos y laborales del país, de los más necesitados y vulnerables, para lograr los consensos mínimos; debe ser un encuentro con todos, para lograr un gobierno a favor de todos.
Al presidente que resulte electo, le deseamos la mejor de las suertes, que sea abierto y franco, que sea incluyente y participativo, como dijo Bob Woodroff, sobre el que llega a la cúspide, “no hay límite en lo que un hombre puede alcanzar, en la medida que no le importe quien asuma el crédito.” Sin ninguna duda, una efectiva gestión del nuevo Presidente será buena para todos si se acerca al pueblo, con actitud generosa de amor, con hechos y acción participativa. Así no habrá espacio, para la ingobernabilidad.
Parafraseando al presidente Theodore Roosevelt, el CEJ cree que el mejor presidente será el que tenga la sabiduría para escoger buenos hombres para hacer el trabajo y la capacidad suficiente de abstenerse de intervenir cuando lo hacen.
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