Centro de Estudios Jurídicos / Por el Imperio del Derecho
Recientemente fueron presentados los aspirantes a candidatos a magistrados de la Corte Suprema de Justicia, por la Federación de Asociaciones de Abogados (FEDAES). Se conocen 53 nombres.
Las elecciones exigen que los aspirantes reciban suficientes votos de abogados autorizados para ser parte de la lista de 15 profesionales que serán remitidos al Consejo Nacional de la Judicatura, para que esta institución complete la lista con otros 15 designados de su parte.
El procedimiento de elección requiere que los candidatos se expongan públicamente y que los abogados ejerzan su voto eligiendo a quienes consideren capaces de desempeñar satisfactoriamente el cargo.
Es de esperar que los profesionales autorizados participen de ese privilegio que atiende a su experiencia y conocimiento de la situación de justicia, tomando estas decisiones en nombre de la ciudadanía, con mucha reflexión y responsabilidad. Adicionalmente ha de hacerse un esfuerzo para la participación ciudadana y publicidad del proceso.
Cuando la Asamblea Legislativa recibe las propuestas debe indagar sobre la vida profesional de los candidatos, entrevistarlos, solicitar informes, recibir comunicaciones o testimonios de instituciones y ciudadanos, y todo ello lo ha de hacer de manera pública, según lo indica el Reglamento Interior de la Asamblea Legislativa.
Sin pretender que las designaciones a magistrados para la Corte Suprema de Justicia se realicen bajo los mismos procedimientos que siguen en Estados Unidos –que someten a los candidatos a intensos interrogatorios públicos en el Congreso sobre diferentes puntos de vista jurídicos o de visión global de la administración de justicia– es importante que existan garantías sobre la elevada capacidad técnica del funcionario a elegir, independencia en la toma de decisiones, imparcial para que resuelva los asuntos sin favoritismos personales o sectoriales y que a los ojos de cualquier observador razonable no se tengan sospechas de corrupción.
El Código Iberoamericano de Ética Judicial, aprobado por nuestra Corte Suprema de Justicia, reconoce la existencia de una crisis de legitimidad en el ámbito político en general y particularmente en el judicial. En ese mismo código se establece la necesidad de “rechazar tanto los estándares de conducta propios de un mal juez, como los de un juez simplemente mediocre que se conforme con el mínimo jurídicamente exigido”.
No contemplemos pasivamente cómo las instituciones públicas van en caída libre hacia el deterioro total, ni heredemos a nuestros hijos un sistema judicial que favorece la trampa y promueve a los incapaces. Las próximas elecciones entre abogados el día 7 de marzo es el primer paso para escoger a los potenciales candidatos a ocupar un cargo en la Corte Suprema de Justicia y será el momento para decidir entre las posibilidades de impulsar un servicio judicial acorde a las necesidades de los tiempos o seguir descendiendo hacia lo anodino. A la vista de los colegas que aspiran llegar al máximo tribunal, el escenario se presta para cualquiera de las opciones.
Los jueces, en especial quienes ocupan las altas magistraturas, no solo deben cumplir sus obligaciones en sus despachos, sino que además, vigilar por el adecuado funcionamiento global del sistema de justicia, representar dignamente uno de los principales órganos de gobierno y responder a las graves necesidades de justicia en el país.
El Centro de Estudios Jurídicos designó una Comisión de notables para que realizara el trabajo de escoger aquellos abogados y abogadas que representen esas garantías, indagó su trayectoria profesional, hizo indagaciones por varios medios, entrevistas y analizó hojas de vida. Así surgieron nuestros candidatos a ocupar las vacantes en la Corte Suprema y por quienes hacemos un llamado a la comunidad jurídica que acuda en su apoyo en las próximas elecciones. Ellos son Doris Luz Rivas Galindo, Ana Guadalupe Zeledón, Martín Rogel Zepeda, Sidney Blanco, Rodolfo González, Roberto Arévalo Ortuño, Mario Sáenz, Florentín Meléndez, Mauricio Rodríguez y Mario Castaneda.
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